México forma parte del sistema capitalista imperialista mundial. Todas las características del capitalismo en su fase imperialista se manifiestan en México, el dominio de los grandes monopolios y el capital financiero, y sobre esta base la hegemonía de la oligarquía financiera. Estos rasgos generales en nada han cambiado bajo el régimen de la 4T, por el contrario se ha desarrollado a nuevos niveles, impulsando a la burguesía que aproveche las condiciones de infraestructura generadas además de las inversiones público-privadas, pero principalmente de la explotación de la fuerza de trabajo joven de 29 años en promedio, calificada y disciplinada del proletariado mexicano, para restituir la caída de la tasa de ganancia, y que el gobierno mexicano se encargará de mantener en pie con los diversos programas sociales, para que no sean arrastrados a la descomposición social.
Durante el régimen de la 4T es evidente el fortalecimiento de los grandes monopolios y la oligarquía financiera. Para 2020 año que tocó fondo la última crisis cíclica los 100 empresarios más grandes de México sumaron en total 132 mil millones de dólares de ganancias. Para 2021 se repusieron rápidamente después de que tocó fondo la crisis y sumaron una fortuna de 220 mil millones de dólares; para el año 2022 sumaron sus ganancias 254 mil millones de dólares, récord de ganancias en cuanto a contabilidad del mismo, estas ganancias son equiparables al PIB de países como Portugal, Nueva Zelanda, Perú. Esta es la política las ganancias “razonables” y en contra de la corrupción.
Carlos Slim desde la pandemia vio incrementarse su riqueza en un 42% , es decir 25,500 mdd, que corresponde a 1 millón de dólares por hora.
Es decir la tendencia general de concentración y centralización de capitales sigue su curso durante la 4T, la misma que desde las décadas de los 80´s del siglo pasado da un salto descomunal y que hoy se consolida, con las inversiones público-privadas.