La transición no fue fácil para las mujeres (ni para los hombres), especialmente en las zonas rurales y en el Oriente musulmán. El Comité Central del Partido Bolchevique, consciente de las dificultades que las mujeres tenían que superar para romper con las costumbres oscurantistas convocó a “La Conferencia Rusa de Mujeres Trabajadoras y Campesinas”, se celebró en Moscú en noviembre de 1918.
Esta conferencia fue precedida por un buró electo entre las y los agitadores de todo el país, incluidas las regiones de primera línea, para informar a las mujeres sobre la próxima conferencia y facilitar la elección de los delegados. Dadas las condiciones desesperadas que prevalecían, se estimó que asistirían aproximadamente 300 delegadas, pero en la apertura de la primera sesión, el 16 de noviembre, 1,147 delegadas participaron de los trabajos.
En los debates de la Conferencia se abordaron diversas cuestiones, entre ellas los problemas de las trabajadoras en la Rusia soviética, la familia, el bienestar, el papel de la mujer en la revolución internacional, los problemas de organización, la lucha contra la prostitución en la Rusia soviética, la lucha contra el trabajo infantil y la cuestión de la vivienda.
Afirmando en principio que la lucha por el comunismo y la emancipación de la mujer sólo puede tener éxito mediante la lucha unida de todos los sectores de la clase obrera y el campesinado, y no mediante la construcción de un movimiento autónomo de mujeres, las delegaciones también señalaron que las mujeres eran a menudo los elementos menos conscientes en estas secciones y los que más necesitaban atención especial.
A la luz de este enfoque del trabajo especial entre las mujeres, que había sido desarrollado por el Partido Socialdemócrata Alemán y llevado adelante por los bolcheviques en el período pre revolucionario, los delegados a la conferencia afirmaron la propuesta de las bolcheviques Inessa Armand y Konkordiia Samoilova de que la conferencia hiciera un llamamiento al Partido “a organizarse entre las mujeres trabajadoras más activas, a conformar grupos especiales del Partido para la propaganda y la agitación entre las mujeres con el fin de poner en práctica la idea del comunismo”.
La respuesta de los bolcheviques fue la creación de una comisión del Comité Central encabezada por Armand para el trabajo entre las mujeres. Fue sucedido al año siguiente por el Departamento de Mujeres Trabajadoras y Campesinas-Zhenotdel.
Zhenotdel se convertiría en un vehículo importante para el reclutamiento de mujeres en el Partido Bolchevique, además sirvió para la instrucción de mujeres sin militancia política en la utilización de sus derechos ganados, la profundización de su conciencia política y la conquista de su cooperación para la construcción del Estado proletario.
Si bien la labor especial entre las mujeres era llevada a cabo por muchos organismos, Zhenotdel era única en el sentido de que ofrecía a las mujeres experiencia política práctica. En las elecciones anuales, las mujeres elegían a sus delegadas, una por cada diez trabajadoras o por cada cien campesinas o amas de casa.
Estas delegaciones asistieron a clases de lectura y escritura, gobierno, derechos de la mujer y bienestar social, y participaron en la organización de conferencias, reuniones y entrevistas destinadas a despertar el interés de sus electores y atraerlos a la actividad política.
Tenían derecho a representación en el Comité Central del Partido Bolchevique, y las que fueron electas para representar a Zhenotdel siguieron un programa especial de educación política que incluía la revisión de los informes de los comités de distrito, cooperativas, sindicatos y directores de fábricas. Algunas delegadas de Zhenotdel se convirtieron en funcionarias remuneradas a tiempo completo en instituciones gubernamentales o sindicatos donde participaron directamente en la administración del gobierno soviético.
Zhenotdel llevó a cabo amplias campañas de propaganda a través de sus publicaciones. En 1921, estaba publicando una página especial dedicada a la mujer en 74 periódicos semanales. Además, publicó su propio boletín semanal y la revista mensual Kommunistka (La mujer comunista), que tenía una circulación de 30,000 ejemplares. La comisión literaria de Zhenotdel supervisó la publicación de folletos y panfletos sobre el trabajo del Partido entre las mujeres, más de 400.000 piezas de literatura durante los primeros seis meses de 1921.
Enfrentados a cada paso por la enorme barrera del analfabetismo entre las mujeres, Zhenotdel se dedicaron a organizar más de 25, 000 escuelas de alfabetización en las que ellas mismas solían ser la mayoría de los estudiantes. También establecieron talleres cooperativos para mujeres, organizaron a mujeres que habían sido despedidas de fábricas y establecieron orfanatos y colonias para niños sin hogar.
En pocos años Zhenotdel había logrado crear del sector más atrasado de la clase obrera y el campesinado un estrato organizado, activo y políticamente consciente de mujeres ciudadanas dedicadas a la república soviética.
De estas mujeres asombrosas, el poeta ruso Mayakovsky escribió:
“Vienen de las máquinas,
De la tierra y los lavabos
Bajo los pañuelos rojos
Arropadas en las hebras,
Cientos de miles
De mujeres delegadas
Elegidas para construir y gobernar.”
Citado en V. Lebedeva, “Zabota o materiakh i detiakh”, en A. Artiukhina et al. (eds. Zhenshchina v revoliutsii).