Lejos quedó el planteamiento alguna vez hecho por López Obrador de sacar el Ejército de las calles. Esa consigna de fuerte contenido popular contra la actuación de los cuerpos represivos, no solo se fue diluyendo, sino que se convirtió en su contrario. Ahora AMLO está proponiendo la incorporación de la Guardia Nacional a la SEDENA.
El tránsito ha ido desde la propia creación de la Guardia Nacional, intentando presentarla como un cuerpo civil de seguridad pública, pero en los hechos no solamente fue compuesto por militares; concretamente policías militares, navales y federales, integrando después a civiles; sino que su misma dirección está a cargo de un militar, el general de brigada del Estado Mayor: Luis Rodríguez Bucio.
Este cuerpo militar con tareas de seguridad pública -contraviniendo la misma legalidad constitucional- es actualmente en lo formal, un órgano de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. La propuesta de López Obrador es incorporarlo de lleno en la SEDENA para 2024.
Ya desde octubre de 2020 el control operativo de la Guardia Nacional fue asumido por la SEDENA, y aún cuando se mantenía que la presencia de los militares en las calles sería solo hasta el 2023, ahora ya no solo se extiende, sino que legitima la militarización de la seguridad pública con esta propuesta.
Los militares son un privilegiado sector de la 4T, a quienes no se les fiscaliza ni rinden cuentas y van asumiendo mayor control político y hasta económico, con el manejo de los megaproyectos insignia de este gobierno.
Nada del castigo a los culpables de actos represivos, de desapariciones forzadas y asesinatos, sino mayor poder y control a los militares. He ahí un bastión de este gobierno.