Sobre la ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional Comunista en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo. J. Dimitrov.

El fascismo aparece en la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, en tiempos de dominio de la oligarquía financiera. Y este no ha desaparecido a pesar de haber sufrido una importante derrota histórica de parte de los bolcheviques de Lenin y Stalin, en los tiempos de la Unión Soviética, cuando estos con la invasión de Alemania fascista pretendían destruir el socialismo erigido por las luchas de las masas rusas y otras nacionalidades.

El fascismo sigue activo en nuestro tiempo (en Brasil, en Perú, Bolivia, México y otros países) porque sigue siendo un arma útil para los imperialistas que lo ocupan cuando las crisis se profundizan y las luchas de los trabajadores se agudizan contra la explotación. Por eso hoy remitirnos a Jorge Dimitrov y a la Internacional Comunista es necesario, porque son un referente histórico que nos sirve de guía para orientar nuestra actuación contra este enemigo peligroso de los pueblos.

La Internacional Comunista con Dimitrov y Stalin a la cabeza, advertían en su VI Congreso que “las tendencias fascistas y los gérmenes del movimiento fascista existían en casi todas partes en forma más o menos desarrollada”. Y afirmaban más adelante: “Los medios imperialistas pretenden que todo el peso de la crisis recaiga sobre las espaldas de los trabajadores. A causa de esto, tienen necesidad del  fascismo”. Los fascistas actúan violentamente contra todo movimiento reivindicativo de las masas, con más razón son más brutales contra los movimientos revolucionarios, pues allí es donde están los principales enemigos de sus existencia.

Stalin en ese sentido señalaba en el VII Congreso del Partido Comunista de la URSS, citado por Dimitrov: “Es necesario considerar la victoria del fascismo en Alemania como un signo de debilidad de la clase obrera y como resultado de las traiciones perpetradas por ésta por la socialdemocracia, la cual ha preparado el camino al fascismo. Se precisa considerarlo igualmente como un signo de debilidad de la burguesía, como una señal demostrativa de viejos métodos de parlamentarismo y de la democracia burguesa, lo cual le obliga a recurrir en su política interior a los métodos terroristas de dominación, signo demostrativo de que no puede encontrar una solución a la actual situación en una política exterior de paz, lo obliga a recurrir a la política de guerra”.

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Por PCMML

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