En diversos períodos pero con un mismo fin, las concepciones teórico-prácticas burguesas y pequeño-burguesas ponen al centro no sólo la negación del proletariado como la clase más revolucionaria de la sociedad capitalista, por un “nuevo sujeto social” (multitud, precariado, okupas, “nuevos” movimientos sociales, feministas, ecologistas, indigenistas)). Incluso se ponía en entredicho la existencia misma del proletariado, el trabajo, y la lucha de clases como motor de la historia. Estas concepciones fluían no sólo en las universidades y entre los revisionistas de todo tipo, sino lo más preocupante es que tienen ecos entre activistas y dirigentes prácticos del movimiento obrero y sindical, honestos políticamente, pero ideológicamente equivocados haciéndose eco de las ideas burguesas “novedosas”. Así desde las concepciones más abiertamente burguesas y reaccionarias como “el fin de la historia” (F. Fukuyama), la sociedad postindustrial (D. Bell, A. Tourine), la postmodernidad (J. Habermas), hasta concepciones que aparentemente forman parte del movimiento obrero y “socialista”, aunque en esencia lo nieguen, como el “fin del trabajo” (J. Rifkin), el “adiós al proletariado” (A. Gorz), el fin del imperialismo y el proletariado y la bienvenida a “el imperio y la multitud” , “el precariado “ y “cambiar al mundo sin tomar el poder”, ( J. Holloway), la “revolución ciudadana” ( Correa) y “el socialismo del siglo XXI, (H. Dietrichz, H. Chavéz ).
Lo que nunca demostraron como inexistente, los teórico de la “postmodernidad” y el “postcapitalismo”, es la posición central del proletariado como fundamento de la producción de mercancías, la extracción de plusvalía y la acumulación capitalista; y por sus características materiales ser la única clase que se encuentra en condiciones de subvertir el sistema capitalista, y más allá de su extinción, por el contrario, conforme se desarrolla el capitalismo con la biotecnología, la robótica, las telecomunicaciones, etc., se extiende el proletariado en todas las ramas de la producción y los servicios, creciendo numéricamente desde los sectores estratégicos de la industria, agricultura y servicios, hasta nuevos contingentes proletarios que abarca a mujeres, niños, migrantes, trabajadores agrícolas, por lo tanto el problema central que se presenta a los marxistas-leninistas no es la “existencia” o no del proletariado. Ahora se vuelve a poner al centro que la revolución es el problema fundamental que espera solución; sólo la táctica y estrategia por la revolución proletaria y el comunismo mundial, puede poner fin a la barbarie capitalista, en ello el proletariado y su fusión con el marxismo-leninismo, juegan el papel principal.
Tomado del Vanguardia Proletaria No. 526 del 15 al 30 de abril de 2018