En su Asamblea Nacional Representativa (ANR) realizada el 8 de febrero de 2020, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) “ratifica la realización del Congreso Nacional Ordinario para reorientar el rumbo en este nuevo contexto político”. Aparte de importante, este evento es urgente y necesario en la vida del referente más emblemático de la lucha de clases de nuestro país.
El Congreso Nacional Ordinario de la CNTE se realizará en medio de reclamos y acusaciones de traición contra varios dirigentes, de una profunda dispersión política y organizativa provocada, principalmente, por la confrontación interna alentada por la cooptación por parte de la autodenominada Cuarta Transformación (4ªT) de activistas y dirigentes de sus contingentes.
Reorientar el rumbo de la CNTE frente al intento gubernamental por corporativizarla, obliga al Congreso a poner orden en sus estructuras de toma de decisiones, en la actitud y práctica de sus dirigentes, en el rescate de la lucha ideológica para dirimir las diferencias y las confrontaciones internas. Este ejercicio debe realizarse, invariablemente, a la luz de los 22 Principios Rectores, devolviéndole la autoridad política y moral a las instancias de la CNTE para que sus resoluciones sean acatadas disciplinadamente por dirigentes y bases sin distinción alguna.
En la CNTE ya no puede haber medias tintas respecto al carácter neoliberal del régimen de la 4ªT y al combate a su política antipopular y pro imperialista; en estos momentos, debe quedar muy claro frente a los trabajadores de la educación y el pueblo explotado el carácter de clase proletaria de la Coordinadora. Para la CNTE no deben quedar dudas: el Estado mexicano, el charrismo sindical y sus personeros abiertos o embozados siguen siendo enemigos de clase del movimiento democrático magisterial y deben ser combatidos política e ideológicamente desde las escuelas y comunidades.
Se ha dicho que la CNTE debe modificar sus formas de lucha pues el actual escenario es totalmente distinto al de sus primeros años de existencia. Al respecto es importante decir que la huelga, el paro, las marchas, los plantones, la toma de edificios, el bloqueo de carreteras y demás formas de lucha tradicionales, mantienen plena vigencia pues reivindican las demandas del pueblo y los explotados, al tiempo que confrontan los intereses políticos y económicos de la clase en el poder. Por tanto, lejos de modificar las formas de lucha, deben fortalecerse ganando para nuestra causa a los padres de familia, a la opinión pública, al pueblo trabajador y sus organizaciones, explotando al máximo el papel que juegan las redes sociales.
Otro aspecto que debe abordar y definir el próximo Congreso Nacional Ordinario es lo relativo al denominado Proyecto de Educación Alternativa. En primer lugar, debe precisarse en qué sentido se entiende lo “alternativo” pues lo que requiere el pueblo es una educación de clase proletaria basada en la filosofía materialista, una educación que rompa con los preceptos de la ideología burguesa y que siembre en educadores y educandos la convicción de emanciparse para transformar revolucionariamente la sociedad. Si para la articulación de un proyecto más acabado debe reagruparse al equipo de apoyo a la CNTE formado por intelectuales, investigadores y especialistas en educación, la tarea no puede postergarse más.
Por último, la CNTE debe definir una posición precisa con relación a la democratización del SNTE y a la decisión hecha ley por el actual gobierno respecto al método de elección de los dirigentes sindicales. Si bien es cierto que la propuesta de “voto universal, directo y secreto” no es más que una maniobra política y jurídica para mantener al SNTE como un sindicato blanco y corporativo (sólo que ahora al servicio del nuevo régimen y a los nuevos planes de la burguesía), el magisterio democrático no debe dejar pasar esta coyuntura explotándola para agitar y organizar el descontento magisterial contra el charrismo sindical, para posicionar a la CNTE y avanzar en la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación desde abajo.
Será difícil para la CNTE avanzar en sus objetivos estratégicos si no rompe con el carácter gremial, sectario y economicista de su lucha, si no liga sus esfuerzos al de distintos referentes campesinos, indígenas, sindicales y populares que hoy se aprestan a enfrentar el saqueo y la depredación imperialista materializados en los mega proyectos que enarbola la 4ªT. Por estas razones, el Frente Único, el Paro Cívico y la Huelga Política General, son propuestas que esperan el concurso del magisterio democrático nacional.
En esta hora de los proletarios, la CNTE está llamada a ser un polo aglutinador y factor de unidad que el pueblo y la clase trabajadora exige. ¡¡VIVA EL CONGRESO NACIONAL ORDINARIO DE LA CNTE!!