En días pasados se difundió en redes sociales una convocatoria que llama al paro de mujeres el 9 de marzo, titulada: “El nueve ninguna se mueve” con el subtítulo #UNDÍASINNOSOTRAS. Este llamado a parar tuvo un impacto mediático alto y, además de colectivas feministas, organizaciones gubernamentales, partidistas, universidades y empresas transnacionales, el ejército, se han sumado a la iniciativa, argumentando que “otorgan permiso” para ausentarse este día. En primer lugar, hay que decir que un paro de labores busca detener la producción económica, intelectual, escolar, doméstica, etc., de los centros de trabajo donde se desempeñan las mujeres, pero no solo hay que parar y desaparecer, en este país que tiene 10 feminicidios al día y una de las jornadas laborales más largas en América Latina. Sino llamar a la organización de las mujeres, convocar a asambleas, que las mujeres tomen su papel político de dirección y tomen los centros de trabajo, exigiendo mejores condiciones laborales, reducción d
e las jornadas, aumentos salariales y un cese a la violencia y hostigamiento. Es decir, levantar un pliego de demandas a partir de asambleas y comités de lucha por centro de trabajo le daría un verdadero carácter internacional y combativo al paro de mujeres, porque no sólo se concentraría en la ausencia, sino en la exigencia política y económica de las demandas de las mujeres trabajadoras.
El paro de mujeres no es una conmemoración por el hecho de ser mujer, como lo han querido ver los partidos de derecha, principalmente el PAN, que se ha sumado hipócritamente a la convocatoria como un
acto de protesta por la violencia de género en el país. No olvidamos que este partido ha jugado un papel importante para impedir el avance de los derechos de las mujeres, en materia de salud, al negarse a que el aborto sea legal en México. Tampoco olvidamos que durante el gobierno de Felipe Calderón el país sufrió una ola de violencia, con la llamada guerra contra el narcotráfico, cuyas consecuencias vivimos todavía. No permitiremos que los partidos y las grandes empresas se cuelguen de las iniciativas para ser políticamente correctos, porque en los hechos no hay un avance para mejores condiciones de vida de las mujeres. Por su parte, las empr
esas transnacionales también se sumaron al paro, pero en los hechos, no cesa la explotación, las jornadas laborales son extensas y los sueldos muy bajos, por lo que el paro de mujeres no debería ser conmemorativo, sino de lucha. Las universidades más grandes del país han emitido comunicados para apoyar este movimiento, pero al interior no resuelven los problemas de violencia y acoso sexual que sufren las estudiantes y las trabajadoras, sino que encubre la violencia y agudizan la explotación con contratos laborales temporales y sin otorgar prestaciones de ley a las y los trabajadores.
En este sentido, llamamos a las mujeres a organizarse en sus centros de trabajo, a parar y generar asambleas y comités que levanten las demandas de la clase trabajadora y exigir el cumplimiento de éstas. Llamamos a las mujeres a tomar la dirección política del paro, gestar células organizativas y revolucionarias para frenar la explotación y opresión que sufrimos día con día.
Por qué no hicieron bola en los sexenios anteriores todos los oportunistas que hoy se suman al paro?? Dónde estaban en los sexenios anteriores si el problema siempre ha sido el mismo???