En medio de la crisis sanitaria, económica y social que atravesamos, otro problema para la 4T es “sacar a flote” el ciclo escolar 2020-2021, en un periodo que abarca del 24 de agosto al 18 de diciembre, sin considerar las desigualdades sociales entre las y los 30 millones de estudiantes, lo que evidencia la falta de una propuesta pedagógica y educativa genuina, real y popular, por parte del gobierno obradorista.
En este contexto y con la justificación de la falta de condiciones para retomar el ciclo escolar presencial, así como el supuesto acceso del 94% de la población educativa a la televisión abierta, se anunció la firma del “Acuerdo por la educación”, entre el Gobierno Federal y las principales televisoras del país, que implicó el pago, lo que AMLO llamó, una “cuota mínima” de $450 millones de pesos (que implica el pago de 12 centavos al día por alumno) a empresas como Televisa, Tv Azteca, Imagen Televisión y Grupo Multimedios.
Aun considerando la educación a distancia como una posible vía para recuperar el ciclo escolar, el programa “La escuela en casa” se ha mostrado como un corte y pega de cápsulas descontextualizadas de los procesos cognitivos y de aprendizaje, lejanas a las realidades culturales cotidianas de los alumnos, que está generando una desigualdad y rezago educativo, más profundos de lo que ya teníamos. Factores fundamentales cómo la desigualdad social, el acceso a la cultural, los entornos socio afectivos, los ambientes propicios para generar aprendizaje, las actividades de práctica y aplicación de los saberes, la construcción de estrategias de aprendizaje, han quedado en el olvido de las autoridades educativas, quienes en tiempos de campaña juraban defender una educación pública y quiénes hoy descargan sobre las espaldas de los docentes, las familias trabajadoras y empobrecidas, el acceso a una educación deficiente, naturaleza de la educación burguesa.
Ante este escenario, los comunistas tenemos claro que la defensa por la educación pública, gratuita y de calidad, así como el derecho al acceso de herramientas tecnológicas para el desarrollo de los procesos educativos actuales, son un derecho fundamental que debemos realizar con la lucha organizada y unitaria, junto con los derechos laborales del magisterio. Nuestra lucha debe ser por la erradicación de la educación como mercancía y privilegio, como parte de la lucha general por la destrucción del capitalismo, y por el acceso a una educación emancipadora, científica para las hijas e hijos del pueblo trabajador, que nos permita accionar en la transformación del mundo y de la sociedad.