La asunción de Joe Biden a la Casa Blanca y los distintos, pero coincidentes, puntos de vista sobre el curso de la crisis económica y de la pandemia del Coronavirus-19 –así como salir de ello- de las distintas fracciones oligárquicas capitalistas-imperialistas, sus estados y sus gobiernos, anuncian, como ya es ley y tradición, que las consecuencias de las mismas, las seguiremos pagando los proletarios y los pueblos.
Bajo esa amenaza de espada de Damócles sobre nosotros, nuestra perspectiva, es y seguirá siendo ordenar y organizar nuestras fuerzas en la perspectiva de la victoria de la revolución proletaria.
A nivel mundial como en cada país, se trata de cualificar la articulación, la unidad, la convergencia y los diversos procesos de Frente Único Proletario y Frente Único de todos los pueblos. De levantar un conjunto de consignas básicas: ¡Vida, salud, pan, paz y trabajo! y, usando y cualificando todas nuestras formas de lucha y organización, ir construyendo, ir cualificando y poner a prueba nuestros embriones de poder soviético de masas. Pues las masas –principalmente proletarias- somos las hacedoras de la riqueza y de la historia de las naciones y del mundo entero. Y sin embargo, de marzo a diciembre del 2021, unos cuantos mega billonarios crecieron sus fortunas a costillas de millones y millones de parias que hemos sido arrojados a la miseria y la muerte.
Recordemos que la revolución proletaria, por su forma es nacional, pero por su contenido y esencia, es internacional. ¡Solo la revolución proletaria, podrá poner fin al horror y caos capitalista-imperialista!
Así está la lucha de clases por estos días.