Voceros a sueldo de los capitalistas y analistas independientes reconocen que se está pasando por una etapa económica, política y social que no se había tenido en la historia del mundo, incluso del comercio desde su existencia. Algunos afirman al respecto que: “el camino hacia la prosperidad, capitalista, se encuentra hoy sumida en el abismo de la deuda, fragilidad y la incertidumbre acerca del futuro”.
Frente a este escenario crítico y peligroso para el mismo capitalismo, pero sobre todo para los trabajadores del mundo, con todo y sus pugnas internas entre capitalistas-imperialistas, éstos se aprestan a seguir existiendo con “acciones multilaterales” que les beneficien. Todos los organismos financieros e instituciones del capital, se muestran muy activos para imponer “alternativas” inmediatas y de largo plazo para salvarse de un desastre incalculable. Los bancos centrales, principalmente de las potencias imperialistas, actúan rápidamente con medidas monetaristas y financieras -aumentando las tasas de interés a favor de los grandes capitales- frente a lo que llaman la desaceleración económica, es decir, la disminución cada vez más crítica de la producción en general.
Algunas fuentes internacionales afirman que hay un déficit mundial de financiación del comercio por 1.5 billones de dólares, que los amenaza con la parálisis.
Apenas pasaron dos años, desde el brote de la llamada pandemia del SarsCov2 y la recuperación anunciada se ha convertido en algo más que un dolor de cabeza para los dueños del capital.
Los capitalistas aseguran que la guerra en Ucrania, los brotes de Covid-19, el sobre endeudamiento y las altas tasas de interés, están complicando la estabilidad económica. Pero esas no son las causas del desastre que se avecina, estos son apenas ingredientes que la agudizan, porque las causas están en la precipitosa caída de la tasa de ganancia y la sobreproducción de mercancías que de ello se deriva que en los últimos años se viene presentando.
El Fondo Monetario Internacional prevé una inflación en América Latina en un 12.1%, la más alta en dos décadas. A nivel mundial el crecimiento económico se pronostica en un 3.2%, del proyectado en un 3.6%. Por ejemplo, Estados Unidos niega estar en recesión, pero negarlo no resuelve el problema; su inflación ha llegado al 9%, su PIB se contrajo 0.9% y ellos mismos prevén que en este trimestre siga a la baja y entonces estén en recesión.
En esta dirección de detener la crisis, disfrazarla e incluso negarla o intentar posponerla, los capitalistas del mundo lanzan su ofensiva económica y política con “planes “antinflacionarios”, “anticrisis” de “recuperación”, de “pandemias”, porque el desastre no solo es económico, es sistémico, por lo que todas sus herramientas y todos sus métodos apuntan a mantener sus ganancias y cerrar la pinza contra los proletarios, sin embargo éstos se aprestan a rechazarlos, como ya lo vienen haciendo en Colombia, Ecuador, Sri Lanka, Panamá, Haití, Reino Unido Alemania, … , etc.
El SarsCov2, origen de la Covid-19, declarada “pandemia”, llegó en un momento de intensas y crecientes movilizaciones y con eso justificaron la crisis, luego los contagios con sus variantes; ahora la viruela del mono es declarada como una emergencia de salud pública de importancia internacional, que ha llegado al nivel del Covid-19 y la polio, con la que están imponiendo “medidas de salud” obligatorias para todos los países. Curiosamente esas enfermedades, están sirviendo para contener y terminar con las protestas y movilizaciones contra el capitalismo.
La viruela del mono, ha llegado a los 165,000 casos en al menos 74 países, aunque no es mortal, causa estragos en la salud.
“Es la séptima vez que se hace una declaración de este tipo en los últimos 13 años. En el año 2009 fue por la pandemia del virus H1N1 (gripe porcina), en el 2014 por la poliomielitis, en el periodo 2013-2016 por el brote de ébola en África occidental, en los años 2015 y 2016 por la epidemia del virus del Zika, de 2018 a 2020 por la epidemia de ébola de Kivu, y la penúltima por la pandemia de covid-19”.