LEYENDO LOS CLASICOS VP. 630

Destacados marxistas leninistas: Enver Hoxha

Continuamos con la entrega sobre: “Algunos juicios en torno al <Decálogo> Ballista de Mao Tse Tung”. Elaborada por Enver Hoxha. (Parte II).

Los cabecillas oportunistas y revisionistas, Mao Tse Tung y Nikita Jruhov, al frente de sus respectivos partidos tuvieron sus propios desencuentros, pues ambos movidos por su propio interés – que en el fondo es burgués- y no el del socialismo científico, en sus países y en el mundo se confabularon para destruir la obra de los bolcheviques que dirigieron Lenin y Stalin.

Sin embargo, no contaban que desde el Partido del Trabajo de Albania, con Enver Hoxha a la cabeza, tuvieran un respuesta contundente en defensa de Stalin y del marxismo-leninismo, que los obligó sobre todo a Mao a modificar su actitud, no de corregir o renunciar a su posición revisionista, sino de virar y aparentar un critica al jrushovismo y al revisionismo soviético que ya se encaramaba en la dirección del PCUS.

Los marxista-leninistas albaneses desarrollaron la lucha ideológica y política abiertamente contra los jrushovistas en los foros donde formularon sus traiciones y desviaciones al socialismo. Frente a ello Mao y el Partido Comunista de China realizaron una crítica al revisionismo soviético, porque este no satisfizo los intereses de la pequeña burguesía rural china, encabezada por Mao, de convertirse en la fuerza hegemónica del movimiento comunista internacional y tener pequeñas contradicciones en el plano internacional con el movimiento de liberación nacional de varios países en quienes querían incidir con su concepción revisionista del marxismo-leninismo.

En el debate ideológico abierto por los albaneses, Mao quiso contenerlo buscando saldarlo con reuniones y acuerdos socialdemócratas, primero considerando como aliados a los propios albaneses pero también buscando acercamientos con los revisionistas soviéticos. Esto los albaneses lo rechazaron y mantuvieron firmes sus acusaciones contra la camarilla jrushovista y la critica a los maoístas por su posición oportunista.

Cuando destronaron a Jrushev del PCUS y de la Unión Soviética, Mao se acercó a la nueva dirección revisionista para llegar a acuerdos y como no los consiguió entonces recurrió a Estados Unidos, construyendo el camino de la colaboración con el imperialismo yanqui jugando al doble papel, el formal de ser socialistas y el real de ser revisionistas y traidores al socialismo.

De esta “buenas” relaciones se desprenden las dos visitas que se realizaran a Mao, Kissinger y Nixon, que fue la confirmación del papel socialimperialista que empezaría a adquirir China.

 

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