Entregamos otra parte sobre: “Algunos juicios en torno al <Decálogo> Ballista de Mao Tse Tung”. Elaborada por Enver Hoxha. (Parte V).
Siguiendo el punto cuatro, Enver Hoxha escribía que China estaba en la línea de denigrar a la Unión Soviética en la época de Stalin, siguiendo la política de Jrushov y Mao además quería mostrarse como el mejor organizador marxista-leninista, una práctica muy ajena a la sencillez y humildad que tuvo Stalin en la organización del PCUS(B de la Unión Soviética).
También señala Mao que la política sobre el campesinado en la Unión Soviética fracasó, entre otras cosas porque pagan impuestos y sus productos se pagan baratos, llegando casi a decir que en China el campesinado “vive en la abundancia y es feliz”, afirmando Enver que eso es falso porque él mismo estuvo en China y en la Unión Soviética y observó lo contrario. Además, el análisis que hace Mao del campo no es marxista-leninista, a la hora de explicar la relación Estado-agricultura, comuna-comuneros; reparto de beneficios, las inversiones, la acumulación y el nivel de vida en las comunas y las ciudades, y para colmo coloca a la industria pesada en tercer lugar e integra a los fabricantes burgueses en el socialismo, esto denigra la obra de Lenin y Stalin y muestra a Mao como un megalómano, escribe Enver.
En ese mismo punto señala, que tomando en cuenta que el peso del ejército en China a lo largo de su historia, que ha sido factor determinante en el sostenimiento de las clases dominantes y en particular en las fracciones del Partido Comunista de China, que se disputaban el poder, Mao coloca al ejército, por encima el Partido y del mismo Estado chino, cosa que el marxismo leninismo no plantea.
Sobre el quinto punto de su <decálogo>, respecto a las relaciones entre el centro y la periferia. Mao plantea no tomar como ejemplo lo realizado por la Unión Soviética, porque según él, los órganos centrales estrangulan la iniciativa de los órganos locales; pero Mao mentía porque la relación allá estaba fundada en la planificación local ligada a la central, o sea al centralismo democrático, contrario a lo que Mao impulsaba, muy parecido o igual a la <autogestión> yugoslava, porque en los hechos Mao la practicaba con la teoría del socialismo chino o especifico a su país, como lo desarrolló el revisionista Tito, con el “socialismo yugoslavo”.
El socialismo chino se exaltaba con las “criticas” a los “errores” en la construcción socialista en la URSS, “errores” que Mao los engrandecía, colocando a China muy por encima de la Unión Soviética. (Continuará en el siguiente número).