Uno de los rasgos del régimen actual de la 4T es la continuidad de la política neoliberal, entre otros elementos porque no se tiraron las reformas estructurales, los grandes megaproyectos responden a los intereses de la oligarquía financiera que quedaron pendientes en gobiernos anteriores, y la política económica del Banco de México que en esencia es la misma que se impulsa por los bancos centrales a nivel internacional que responden a las recetas del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, de reducir la demanda por medio del encarecimiento del dinero, subiendo las tasas de interés que en el caso de México ya llegó al 11% favoreciendo la especulación financiera.
Mientras se desarrolla esta política económica que mantiene intocable el poder de la oligarquía financiera, sigue avanzando la inflación que afecta principalmente a los trabajadores. La inflación general anual de la primera quincena de Febrero se sitúo en 7.76% (todos los datos siguientes del INEGI). Y dentro de ellos el sector de alimentos es el que más ha subido en promedio 33.92% de manera anual.
Si tomamos en cuenta que en promedio entre el 60 y 70% de los ingresos de un trabajador son dedicados a los alimentos, evidentemente que a quien más afecta la inflación es al proletariado en general, ello se observa cuando se especifica que los productos que más se han visto afectados por el alza de precios son de primera necesidad como el huevo, pollo, plátanos, carne de cerdo. Y si se ve por estado, la inflación se desarrolla de forma desigual por ejemplo Oaxaca con 9.5%, Michoacán con 9.3%, Campeche con 9.5%, Yucatán 10%.
Es decir, el proceso que se desarrolla a nivel mundial del alza de las tasas de interés y la inflación, tiene efectos distintos según las clases sociales, para el proletariado implica mayor depauperización de su fuerza de trabajo, para la oligarquía que vive como diría Lenin de cortar cupón, parasitaria especulativo financiera se ve favorecida por el alza de las tasas de interés.