A más de un año de distancia de las elecciones en donde se decidirá sobre el inquilino de la Casa Blanca, en Estados Unidos, todas las fuerzas políticas, representantes de las diversas fracciones de la oligarquía financiera internacional, están tensando todas las correas de poder en ese país imperialista.
Donald Trump ha empezado a subordinar toda su actuación en pos de la búsqueda de una reelección, lo cuál se vislumbra lejano, porque más que ponerle orden y tranquilidad para los capitales norteamericanos, ha llevado a Estados Unidos, a un gran declive de la diplomacia; en el terreno internacional, la denominada guerra económica con China, la controvertida posible intromisión de Rusia en las pasadas elecciones, la mala relación con Alemania, el intento de intervención militar con Venezuela, la posible construcción del muro en la frontera con México, son sólo una pequeña parte de la larga lista de acciones de Trump, que ha aislado al imperialismo estadounidense en el concierto internacional.
Al interior del país, la paralización del gobierno por muchas semanas al inicio del presente año, para intentar forzar al Congreso norteamericano de que le aprobaran a Trump un presupuesto a modo, y que contemplara el presupuesto para el muro fronterizo; lo cual incluso perdió adeptos de su propio partido.
Mientras tanto, el partido de los Demócratas, ha iniciado el proceso interno de selección de sus candidatos, no sin fuertes contradicciones, pero con un espaldarazo de amplios sectores de la oligarquía.
De seguirse desgastando el gobierno de Trump, como lo viene haciendo, y de consolidarse un amplio consenso del Partido Demócrata, es posible que en las próximas elecciones de Estados Unidos se impida la reelección de Donald Trump.
Desde luego que la oligarquía financiera, buscará que desde el interior de los Demócratas, crezcan posiciones como las que ha levantado Bernie Sanders, que incluso ha reivindicado el Socialismo.