Con el beneplácito de la burguesía nacional que aplaude los rasgos de servilismo al imperialismo norteamericano, por lo que en los tres países del norte esta clase social se soba las manos para recibir a manos llenas las grandes ganancias que les depara el recién firmado acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Todo sobre las espaldas de la clase trabajadora.
La última reforma de la Ley Federal del trabajo y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado o del Apartado B (LFT-B), trae aparejada una vieja demanda del movimiento democrático para elegir a los representantes sindicales mediante el voto libre universal y secreto, sin que esta reforma fuera necesariamente promovida por el sindicalismo independiente sino como un decreto del jefe del ejecutivo federal, haciendo que la fracción parlamentaria de su Partido la avalará como iniciativa presidencial.
En tanto que la reforma a la LFT-B, es presumida como un paso democrático en la vida sindical, el Gobierno de la Ciudad de México busca que, en la representación del Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad de México, se coloque a modo para continuar con su perniciosa política laboral, sustituyendo la democracia sindical con su pretensión reduccionista y como si la conducta charril no fuera el meollo de la discusión.
En el mismo sentido, pero como parte de la otra cara de la moneda el mismo ejecutivo detuvo la reforma para desaparecer o por lo menos regular y obligar al cumplimiento de la ley a las empresas outsourcing, subcontratación o terciarizadas, ambos elementos nos demuestran que el poder legislativo no tiene autonomía y que predomina un tipo de presidencialismo de “izquierda”, que es más de antaño, pero igual de nocivo.
En lo que va de la actual administración, en dos ocasiones se ha incrementado el salario mínimo, lo que lo deja en 123 pesos por jornada de trabajo; sin embargo, en nada ha repercutido a los salarios mínimos del sector público, por lo que los trabajadores de rama, tanto de nómina 8 como en el tabulador central del Gobierno de la Ciudad siguen exactamente igual que antes.
Persisten las formas de contratación irregulares e ilegales que hemos denunciado con tanta fuerza, pero que no cambian absolutamente en nada, antes, al contrario, ahora los justifican como elementos del crecimiento del empleo, con lo que no hacen sino disfrazar sus intenciones verdaderas de precarizar el trabajo, incluso en áreas de educación, salud y en general en todos los servicios.
Se continúa agrediendo la materia de trabajo mediante la subcontratación.
Las grandes oleadas de despidos a nivel nacional, las han sabido sortear ya que solo han existido protestas aisladas, por lo que se prepara una nueva oleada para dejar sin empleo a decenas de trabajadores.
Efectivamente en el terreno de la política laboral en la Ciudad de México, ¡Todo sigue igual!