A pesar de las bravuconadas de Donald Trump, respecto a que hubo fraude electoral y que no acepta los resultados irreversibles que le dan el triunfo a Joe Biden del Partido Republicano, su derrota no es un hecho y a Biden buscarán imponerlo en la Casa Blanca a partir del 20 de enero próximo; es claro que ya recibió la sacrosanta bendición de los principales monopolios imperialistas norteamericanos, quienes al final de cuentas son los verdaderos dueños del poder y el Estado en ese país.
“Estados Unidos está de regreso”, es la frase de Biden que podría expresar de manera más nítida la nueva etapa y al mismo tiempo continuidad del imperialismo yanqui, pues representa sin duda una amenaza, para los pueblos del mundo, pues el Presidente Electo forma parte de la camarilla de integrantes del nuevo gabinete que se está nombrando, son figuras que han estado durante los últimos 30 o 40 años, en los círculos del poder y han avalado la intervenciones militares en diversas partes del mundo, el derrocamiento de gobiernos, conduciendo las políticas de golpes blandos, etc.
Los cuatro temas anunciados como prioritarios, por parte de Joe Biden y su vicepresidenta electa, Kamala Harris, son el control de la pandemia, la recuperaciónn económica, la justicia racial y abordar el cambio climático; sin duda, el anuncio de estos temas tiene más, forma parte de una política de medios, sin embargo las altas esferas de la oligarquía están cocinando el plan estratégico para el relanzamiento de Estados Unidos, como potencia imperialista, sin embargo su decadencia tiene bases materiales y les será difícil revertir esa realidad.
Por lo pronto, las enseñanzas que les dejó grandes ganancias tras la crisis del 2007-2009, quieren remasterizarlas frente a la actual crisis; el nombramiento de Ron Klain como Jefe de Gabinete evidencia esa tendencia ya que Klain fue uno de los operadores de la política de rescate financiero, con Barack Obama. Y ahora retornan seguramente con una política más violenta para recargar los costos de la crisis sobre la clase obrera norteamericana y los pueblos del mundo.
El anuncio del fin del aislacionismo norteamericano, por parte de Biden, hay que entenderlo desde el punto de vista de un país imperialista, es decir, ahora estaremos viendo al nuevo gobierno, intervenir más activamente en los países dependientes y reconstruir su bloque imperialista, recuperar su papel dominante en los organismos internacionales como el Banco Mundial, la ONU, la OCDE, el G20, etc., etc.
De ahí que, si llega Biden, las clases proletarias de Norteamérica y de todo el mundo, debemos intensificar nuestros esfuerzos por desarrollar un gran Frente Único Antifascista y Antiimperialista porque el rascismo, la xenofobia y el fascismo que promovió activamente Trump desde la Casa Blanca, no desaparece ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo, es más, podría expresarse de manera más violenta. Por lo que encontrará su contraparte, un fuerte movimiento antifascista y antiimperialista que ha de extenderse a nivel planetario.