Es indudable que para 2018 la política electoral permeará en todas las políticas sociales, con mayor razón será en el ámbito rural.
Por un lado, Sagarpa anuncia ya un incremento mediocre del presupuesto (12.1%) comparándolo con la inflación anual del 2017 (6.77%), éste se reduce mucho más; subieron los precios en diciembre sin poder cuantificar el impacto de los gasolinazos que están aplicando; que, con una leve reestructuración de los diversos programas se concentrará en fortalecer los créditos de las empresas dominantes en el mercado. Asimismo, utilizará la maquinaria partidista para ejecutar con las grandes centrales campesinas el recurso en las campañas políticas.
Por otro lado, con la agenda de proyectos y pagos atrasados buscan ya en enero entretener en mesas individuales, y bajo mero concurso de fuerzas, a las diferentes organizaciones rurales. La política del campo entonces se enfocará a la disolución de los frentes campesinos y las alianzas nacionales de todos los sectores organizados, para poner la cuestión económica sobre la lucha política y social en el campo. También con la Ley de Seguridad Interior será reforzado el cacicazgo del priísmo-panismo, eliminando a los dirigentes más destacados del campo. Esto va sumado a que hay una nula intención para resolver la problemática generada por el TLCAN, por las recientes privatizaciones y despojos de propiedades comunales, ejidales y recursos naturales, con el sin fin de abusos de las transnacionales, contaminando los recursos naturales, explotando al campesino pobre y al jornalero agrícola. Y más será atizada la política profascista con la implementación de las “zonas económicas especiales” en el campo, poniendo precio a regiones completas para la venta directa a transnacionales.
Todas estas son condiciones suficientes y necesarias para retomar los esfuerzos de construcción de un Frente Único combativo, que se oponga tanto a la partidocracia, como a la agroindustria monopólica y que se prepare para los más reaccionarios escenarios en el campo.
Este artículo es parte del Vanguardia proletaria No. 520 del 15 al 31 de enero de 2018.