El mercado capitalista mundial está atravesando hacia una fase de crisis, aunque los diversos organismos financieros, para evadir la profundidad del problema nos hablan de “recesión”, “ralentización”, y que las bases de los problemas por las que atraviesa el capitalismo a nivel mundial, se deben a factores “externos” al proceso de producción y acumulación capitalista, desde la pandemia, la guerra en Ucrania, etc.
En realidad el problema central del capitalismo se encuentra en el proceso de producción. El carácter social de la producción está en contradicción con la apropiación privada. La sed de ganancias, la necesidad de extraer cada vez más cuotas de plusvalía, choca con la extensión del mercado capitalista de mercancías que no encuentran salida por la miseria de la clase obrera.
Para AMLO y la 4T la economía se encuentra “bien y de buenas”, argumentan con el papel del peso frente al dólar, la inversión histórica en bonos de gobierno, las remesas, etc. Pero visto desde los intereses de clase, a pesar de los 752 mil empleos generados en 2022 con una economía que está “bien y de buenas”, en realidad no alcanza a cubrir las necesidades básicas de empleo de la Población Económicamente Activa muy por debajo del millón 200 mil que como mínimo requiere la población trabajadora de empleos anuales, aunado a que pesar de que se habla del aumento del salario mínimo, influyen otros factores como la inflación que lleva a que 41% de la población que tiene un empleo formal se encuentre en la miseria laboral, es decir, con lo que gana, no alcanza a satisfacer las necesidades básicas del trabajador y de su familia.
Entonces, el funcionamiento regular o bueno para el régimen capitalista en México no significa mejores condiciones de vida y de trabajo, por el contrario, los niveles de explotación y de la clase obrera aumentan, los grilletes se perfeccionan con la presente administración; a nivel ideológico se presentan como triunfos lo que en realidad profundiza el proceso de deshumanización del proletariado.
