La Cámara de Senadores aprobó el dictamen final de las Leyes Secundarias con el que se modifica la Ley General de Educación y se crean la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, así como la Ley Reglamentaria del Artículo 3º en materia de Mejora Continua. De esta forma, se cierra el ciclo de discusión legislativa que generó intensos debates y una toma de posición entre los diversos sectores sociales, tanto de la burguesía como de la clase trabajadora.
El Presidente de la República y los diputados de Morena, pregonan a los cuatro vientos que han cumplido la promesa de campaña respecto a la abrogación de la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto y que fueron tomadas en consideración las propuestas de la CNTE.
Mientras tanto, la posición derechista de la burguesía y sus corifeos (conformada por dueños de enormes capitales en la industria, bancos, transportes, cadenas comerciales, corporaciones interesadas en la formulación de contenidos e instrumentos de medición de aprendizajes desde la perspectiva empresarial) se desgarran las vestiduras “preocupados” por el futuro de los hijos del pueblo y “denuncian” que las leyes secundarias se hicieron a capricho e intereses de la CNTE, entregándole la administración de la educación para que sigan heredando las plazas como se hacía en el pasado. Llama la atención el hecho de que estos “redentores”, cuyos hijos no acuden a escuelas públicas, encolerizadas y con berridos llaman incluso a “partirle la madre a la “4ª Transformación” (palabras de Fox).
El gobierno de la 4ª T, por su parte, logró salir avante en su propósito de clase pues al tiempo de desarticular, dividir y debilitar a la CNTE, a la derecha le garantiza en la vía del hecho la restitución de las concesiones que le permitan continuar sus negocios en el terreno educativo, pues las leyes aprobadas legitiman su libre intervención.
En las filas de la CNTE, hay también distintos posicionamientos respecto a este proceso y sus resultados. Los dirigentes claudicantes y entreguistas, creyendo que se podían corregir las afectaciones derivadas de la reforma constitucional de los artículos 3°, 31° y 73°, traicionaron los Resolutivos del V Congreso Nacional Extraordinario y distrajeron a las bases en la discusión de propuestas alentando la ilusión de que éstas se tomarían en cuenta en el articulado de las leyes secundarias.
Otros dirigentes, al igual que los charros del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, vitorean como un gran logro las leves modificaciones semánticas que en nada limitan el perfil neoliberal de la mal llamada reforma educativa y sus leyes secundarias maquilladas por la 4ª T. ¿De qué sirve la inclusión o eliminación de conceptos cuando la ley sigue confinando a los trabajadores de la educación a un régimen laboral de excepción y le asesta un golpe mortal a su organización sindical?
En el extremo opuesto, otros dirigentes que proclaman un discurso radical, declaran una inflexible oposición, así como la defensa de los Resolutivos del V Congreso, cayeron en el juego del régimen distrayéndose en conflictos estatales localistas creados exprofeso por el Estado aislándose de la lucha nacional. Inconsciente o deliberadamente, contuvieron la movilización de las bases y limitaron la posibilidad de una respuesta contundente, organizada, combativa y unitaria frente al proceso legislativo.
Por todo lo anterior, es urgente un serio balance de la presente coyuntura que vaya estableciendo medidas y tareas hacia la reorganización de la CNTE frente al avance de sus liquidadores. En este empeño, los activistas y militantes más comprometidos deberán asirse al principio de la independencia política e ideológica respecto al Estado que está siendo violado por las tendencias claudicantes y entreguistas. La lucha de clases continúa.