Cumplidos 3 años del gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación (4T), en distintos medios de comunicación se empieza a especular respecto al futuro del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sin Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Incluso, algunos analistas afirman que este partido político sólo gobernará un sexenio pues fue diseñado para coberturar al actual presidente, carece de estructura y las pugnas al interior detonarán su derrumbe.
Más allá de estas afirmaciones, el gobierno de AMLO le ha prestado ya un magnífico servicio a la oligarquía nacional y extranjera; el “no mentir, no robar, no traicionar”, solo fue un eslogan de campaña electoral. Explotando el consenso social con el que arribó al poder, el régimen de la 4T ha llevado las reformas estructurales neoliberales a niveles que se suponía sólo el PRI o el PAN eran capaces de hacer. La política económica y social del actual gobierno le ha despojado al pueblo y a la clase trabajadora los pocos derechos laborales, sindicales, profesionales que aún conservaban.
Dos ejemplos importantes de la actitud mentirosa y traidora de este gobierno pseudo democrático es el manejo de la política educativa y el trato qu
e le ha dado a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE). Mientras entretuvo a la CNTE y la distrajo en un diálogo simulado en 18 encuentros de donde emanaron soluciones a medias, dejó caer sobre el magisterio nacional todo el peso de leyes y normas que no son más que una versión maquillada y aumentada de la mal llamada reforma educativa que el “Sargento” Nuño y Enrique Peña Nieto intentaron imponer a sangre y fuego.
En lo que a educación se refiere, la llamada Nueva Escuela Mexicana sólo fue un concepto propagandístico para encantar los oídos y ojos del pueblo desinformado. En los hechos, no hay un cambio en contenidos, metodologías, planes, programas, materiales escolares y demás aspectos que suponen una reforma educativa de corte democrática y popular. Las becas escolares y los cuantiosos recursos para infraestructura educativa se han convertido en instrumentos para fortalecer la dependencia asistencial y engordar la clientela electoral de Morena.
En este contexto, como uno de los principales referentes históricos de la resistencia magisterial y popular, la CNTE tiene la obligación moral de hacer honor a su historia, honrar a sus mártires y terminar de desnudar el carácter burgués y neoliberal de AMLO y su demagógica 4T. Sólo la lucha al lado del pueblo desde las aulas y comunidades, en las calles y plazas, será capaz de echar abajo el régimen de excepción laboral y demás medidas que desvaloran el trabajo docente y violan los derechos de los trabajadores de la educación.
Desde esta perspectiva, el Congreso Nacional Político Educativo de la CNTE, los procesos de relevos seccionales, son escenarios donde el magisterio democrático nacional está llamado a combatir abiertamente al charrismo sindical, a las direcciones seccionales entreguistas y a toda ralea de gobiernistas y oportunistas. Sin duda alguna, de ahí emanará un plan de acción para exigir solución a nuestras demandas y sentará las bases para continuar la lucha por la democratización del sindicato, la educación y la vida nacional.
Como es lógico, la CNTE por sí sola no podrá enfrentar y derrotar la política neoliberal de la 4T, por lo tanto, debemos empujar desde todos los referentes populares el Encuentro de las Resistencias a realizarse el 5 de febrero de 2022. Este evento, debe constituirse en el gran torrente que una todos los arroyuelos de la lucha popular que a lo largo y ancho del país reclaman trabajo, salud, educación y justicia.
En esta misma dirección, la CNTE debe ser convocante e impulsar en todos sus contingentes el Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Sindicalistas a realizarse en México durante el segundo semestre del 2022. Si la explotación capitalista es global, la lucha por la emancipación de la clase trabajadora y la humanidad en su conjunto debe ser global también.