Nuevamente el magisterio democrático nacional, como en antaño, tiene que enfrentar las políticas educativas que el gobierno impone sin consultar a los principales actores del proceso enseñanza aprendizaje: maestros, padres de familia y alumnos. Ejemplo de ello, es la disposición de regresar a clases presenciales “llueva, truene o relampaguee”.
La imposición del retorno a clases presenciales, responde más a la exigencia de la burguesía para reactivar la economía que a la preocupación porque los niños tienen que socializar, aprender en las escuelas, combatir la obesidad y ser extraídos de un ambiente de violencia familiar que se agudiza por el confinamiento.
El verdadero mensaje del gobierno de AMLO es que la economía está por encima de la salud de los millones de niños, pues no se ha mejorado la infraestructura educativa y de salud. Y es que con el regreso a las aulas se activa la venta de útiles escolares y uniformes, el transporte, la venta de productos afuera de las escuelas, el internet, impresiones y copias etc.
La decisión para retornar presencialmente a las aulas este 30 de agosto se hizo sin tomar en cuenta las encuestas donde los padres de familia expresan su desconfianza para enviar a los alumnos a las escuelas considerándolo como un potencial riesgo de contagios. Una de estas encuestas es la aplicada por la CNTE en la que participaron 60,026 padres de familia y el 81.7 % no está de acuerdo con el regreso a clases presenciales. No obstante, la autoridad educativa federal, en voz de la Secretaria de Educación Pública quien solo ejecuta lo que su jefe dictamina, ratifica que independientemente de la tercera oleada de contagios y del color del semáforo epidemiológico en estados y municipios, el retorno presencial va.
Si bien es cierto que una de las dificultades que enfrentamos al cierre del pasado ciclo escolar fue que varios alumnos no contaban con internet para tomar las clases en línea, lo cierto que hoy, junto con el programa aprende en casa, estamos obligados a hacer uso de las herramientas tecnológicas a nuestro alcance y echar andar los mecanismos acordados con alumnos y padres de familia para rescatar la experiencia de los alumnos y reforzar su aprendizaje.
La modalidad híbrida es inviable en cuanto a su aplicación pues las escuelas no cuentan con internet para poder transmitir en vivo las clases que dan de forma presencial a los alumnos que se encuentran en línea. Por otra parte, este formato conlleva a aumentar la carga de trabajo de los docentes quienes tendrán que manejar dos horarios para desempeñar su labor educativa, una presencial y otra en línea. En la vía de los hechos, esta carga aumenta la explotación de los trabajadores, quien no solo tendrán que aumentar su jornada de trabajo, sino además seguir poniendo de su salario los insumos necesarios (internet, dispositivo actualizado, energía eléctrica) y atender las necesidades en línea de quienes no acuden a la escuela de forma presencial.
En este escenario, contingentes consolidados de la CNTE como Chiapas, Michoacán, Oaxaca, y Cd. de México, han declarado que no regresarán a clases hasta que existan condiciones que no pongan en riesgo la salud y la vida de alumnos, padres de familia y maestros. Esta declaración significa que en este momento y en estas condiciones es un riesgo retornar presencialmente a las aulas.
Lo sucedido en Chiapas en el marco de la gira del presidente de la República y el linchamiento mediático que se ha desatado contra el movimiento magisterial de Chiapas y sus dirigentes, obliga a la CNTE y al magisterio democrático nacional a redoblar esfuerzos para construir una jornada de lucha emergente que sea capaz de reabrir la mesa de negociación nacional y preparar las condiciones para echar abajo la mal llamada reforma educativa Peñista maquillada por la 4T.